lunes, 13 de julio de 2015

#Visitamos el parque de Bomberos de Bilbao

La cita dió comienzo a las 11h de la mañana del domingo. Lo habíamos planeado hace tiempo entre el grupo de amig@s y todos estamos un poco ansiosos, grandes y pequeños. Marina sabía que iba a ver a los bomberos y yo creo que en su cabeza estaba la imagen del camión gigantesco con la sirena a tope. Pero áun sin saber lo que iba a depararle, estaba entusiasmada.

Poco a poco nos fuimos arremolinando en la entrada con nuestros respectivos niños. Por cierto, la nueva sede de los Bomberos de Bilbao es majestuosa. Bueno, como todo el edificio.



Y allí nos recibió Nacho, que para Marina es el papá de Carla. No hay palabras para agradecerle la amabilidad y mano izquierda con la que ha manejado a la tropa de chiquillos. Ahora entendemos que sea Director de Operaciones.

Lo primero que nos mostró fueron dos de los camiones más antiguos que se conservan en el parque. Y nos contó que solo salen de allí para transportar a sus majestados los Reyes Magos de Oriente ( imaginad las caras de los peques en este momento ). Aquí Alejandro posa feliz!!


A continuación pudimos comprobar que los camiones no son solo para transportar agua, sino también para llevar herramientas de todo tipo. Los peques alucionaron con el tamaño que puede tener una pinza cortachapas, por ejemplo.


Hubo muchísimos momentos divertidos y si tuviera que quedarme con alguno no sabría cuál de estos elegir:

>> Cuando los peques se probaron los trajes ( muy pesados, por cierto )


 >> Cuando trataron de bajar por la barra imitando al más intrépido de los bomberos

 

>> Cuando aprendieron a manejar la manguera


 >> Cuando Nacho nos llevó al laberinto en el que realizan simulacros de rescate etc...  Que por cierto, resultó ser lo más parecido a un txikipark. Aquí tengo que reconocer que casi me desmayo de la risa.


>> O cuando tuvimos el privilegio de dar una vuelta por el parque en este pedazo de bólido ... Con sirena y todo!!!


Y cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo... nos enseña el gimnasio. Aquí los críos disfrutaron a tope y dieron rienda suelta a la libertad de movimientos. Hubo quién no paró de hacer acrobacias sobre las colchonetas, quién no cesó de correr y quien se entretuvo con el balón medicinal.



En total, más de dos horas aprendiendo los entresijos de una de las profesiones más arriesgadas y valoradas de todos los tiempos. Más de uno ha salido ya diciendo que de mayor quiere ser bombero. Y todo gracias al papá de Carla, que ha sabido transmitir a los peques su pasión por lo que hace. Muchas gracias por abrirnos las puertas de la estación!


pd.- Seguiremos tus consejos de prevención de incendios!



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